El currículum y la Pedagogía Freinet.
Es necesario empezar por lo teleológico, si no nos preguntamos el porqué, el paraqué siempre correremos el riego del activismo vacío, de concentrarnos en el cómo andar sin preguntarnos nunca hacia dónde vamos. ¿Para qué la escuela? es evidente, para aprender, pero con qué objetivo. Una vez aclarado esto podremos avanzar en el qué aprender y cómo aprender. No se trata por ejemplo de ir muy lejos en el conocimiento de cómo hacer daño (bomba atómica) ni queremos transitar el camino de los “sabios ignorantes” que decía Ortega y Gasset, aquellos que saben mucho de su especialidad y nada de todo lo demás…
Dos son las opciones claras en este momento alrededor de la pregunta primera y necesaria ¿paraqué aprender?
· Primera opción, para, en el futuro, ganar dinero, mucho dinero. Es lo que propugna el neoliberalismo. Bajo una falsa apariencia de neutralidad, de sentido común (Foucault) nos hace sentir que es la lógica evidente. Aquello de la muerte de las ideologías de Fukuyama…
· Segunda opción, para ser una persona feliz, humana y esto desde un punto de vista psicológico pero también obligatoriamente ético. Es lo que la Grecia clásica llamaba Eudaimonía, concepto que hace referencia a que es imposible ser feliz fuera de una autoexigencia ética y, dando un paso más, esta ética, esta humanidad, exige la participación política, el compromiso, volviendo a los griegos el hombre (también la mujer que se les olvidaba) es un “animal político” ( Aristóteles). Por todo ello el objetivo fundamental de la escuela, sería hacer ciudadanos y ciudadanas, personas con la necesidad vital de participar para mejorar el mundo, la justicia, la democracia, “personas humanas” (permítase esta aparente redundancia). En Grecia “idiota” significaba que no te no interesaba la política, lo social, y el “ostracismo”, el destierro de tu ciudad, lo peor que se podía concebir, era una forma de proteger la democracia de demagogos y populistas.
Curriculum
Una vez de acuerdo en el paraqué entremos en la cuestión del qué aprender, y no nos referimos solo a cuestiones de contenido, también los hábitos, y actitudes son aspectos que se aprenden en la escuela y estas dependen de la metodología empleada y del tipo de relaciones que se establecen.
Nuestra opción:
“Currículum transdisciplinar”. Se trata, no de la mera suma de asignaturas, sino del uso de las mismas como herramientas en el empeño de estudiar, de entender la realidad, una realidad que nos resulta relevante. El conocimiento de las disciplinas así utilizado nos permite el análisis riguroso, científico, la investigación en la acción. Esta forma de acercarse al estudio de la realidad, tiene dos virtualidades que la hacen en nuestra opinión, el camino acertado:
· Por un lado permite que el aprendizaje tenga lugar pues se convierte en algo contextualizado y por ello natural y relevante.
· Y por otro hace posible atender a ese principal objetivo de compromiso y ello porque puede acercarse con sentido completo a cuestiones ética y políticamente candentes, relevantes, que acostumbran a la participación como una cuestión necesaria para mejorar el mundo y por tanto para vivir humanamente (felizmente).
Esta visión despierta críticas por considerar que politiza la escuela. Ya hemos dicho que la pretendida neutralidad neoliberal es una hipocresía, pues su apuesta por lo económico es también ideológica y su fomento del individualismo y la competitividad está apoyado además por la inercia irresponsable de los medios de comunicación. El consumismo, si no tenemos la protección del espíritu crítico y la exigencia ética de compromiso social, se convierte en una segunda piel y tiene la batalla ganada. Una manera clara de desmontar estas críticas en torno a la politización de la escuela, consiste en hacer ver que todas las declaraciones programáticas, desde los derechos humanos hasta lo recogido en las constituciones democráticas, defienden valores como la justicia social, la participación o el espíritu crítico, otra cosa es el proselitismo partidista, que está lejos de lo que aquí proponemos.
El movimiento Freinet tiene claros, desde hace mucho tiempo, su posición sobre estos dos aspectos curriculares que venimos describiendo:
· En el aspecto metodológico (como hemos dicho para nada independiente del curricular) tiene una visión radical, no utiliza el libro de texto como recurso centralizador, trabaja sobre temas de la vida del alumnado, siempre persigue que el aprendizaje sea relevante. Ha ido perfeccionando unas técnicas muy polivalentes de enorme potencial pedagógico (texto libre, correspondencia escolar, periódico escolar, calculo vivo, investigaciones, conferencias, diversidad curricular) estas herramientas le dan la palabra a la niña y el niño y propician una metodología basada en el aprendizaje natural y el ensayo error, base del método científico.
Existe también una crítica frecuente consistente en decir que con este currículum globalizador no se enseña lo necesario. El movimiento Freinet tiene acreditado un trabajo de muchos años que demuestra estos conocimientos necesarios, básicos, son aprendidos de forma mucho más efectiva cuando se trabaja de forma contextualizada, relevante, que cuando se pretenden ofrecer en la sistemática ordenada pero vacía de motivación de la lógica de las disciplinas.
· En el aspecto teleológico, el para qué de la escuela, el Movimiento de Escuela Moderna tiene claro el planteamiento que hemos argumentado anteriormente, el objetivo de felicidad humana que tiene como condición necesaria el compromiso social, por ello es continua su exigencia de autonomía, de participación, en esa línea trabajamos en cooperativa escolar y utilizamos la práctica de la asamblea para organizar la vida del aula y su autogestión, la cooperación es un principio básico, a si como el desarrollo del espíritu crítico y la expresión libre. Es una educación, una escuela, para la verdadera democracia, para el compromiso.
Como decía Freinet “La democracia del mañana se prepara con la democracia en la escuela”
Juan Fernández Platero
Movimiento Cooperativo de Escuela Popular
http://www.mcep.es/